En Villarejo de Salvanés, un municipio por entonces, de 6000 habitantes, empecé yo sola y, poco a poco, fui creciendo llegando a tener una plantilla de ocho personas.
Mi farmacia ofrecía una atención al paciente muy cercana y personalizada, con gran profesionalidad sanitaria.
Implementé la Guía de buenas prácticas del colegio oficial de farmacéuticos de Madrid, apliqué técnicas de Merchandising y utilicé la gestión por categorías de los artículos para potenciar la parafarmacia.